
Ir a la peluquería poco tiene que ver con ir al matadero, aunque muchos
perros y gatos tengan verdadero pánico a acudir a estos centros donde,
al menos en teoría, van a que los dejen bien guapos y aseados. Su miedo,
sin embargo, no siempre es injustificado pues, en ocasiones, el animal
acaba mutilado o incluso muere. Parece una locura, pero en Gran Bretaña
se han
disparado los casos de animales gravemente
lastimados por peluqueros sin cualificar, según advierten los expertos y denuncian las protectoras.
Es un sinsentido que los animales acudan a recibir mimos, a mejorar su
imagen y bienestar, para finalmente acabar con
heridas,
cortes o quemaduras que incluso comprometan su vida. Un absurdo que,
lamentablemente, dibuja una realidad cada vez menos insólita para los
dueños de perros y gatos británicos.
La famosa protectora
RSPCA ha puesto el grito en el
cielo tras conocer tremebundos sucesos relacionados con este tema,
advirtiendo que algunos peluqueros drogan a las mascotas para que estén
tranquilas durante el recorte. Pero esto no sería lo más grave, porque
el quid de la cuestión radica en la
falta de preparación de un gran número de pretendidos profesionales, a los que la ley no les exige ninguna cualificación para ejercer.
Los meten en lavadoras y secadoras
También se ha alertado sobre el uso lavadoras de gran tamaño, en cuyo
interior se mete al animal, mientras éste permanece encerrado y sufre
una experiencia
traumática, rodeado de agua jabonosa
que le cae por todas partes. A su vez, los veterinarios advierten que
además de estresarlos puede provocarles
lesiones o caídas con terribles consecuencias.

Los
casos que han saltado a la prensa últimamente
impactan por su gravedad y también por ser numerosos. Alison King, el
dueño de Rosco, un cachorro de This Tzu, explica que éste murió
accidentalmente
extrangulado por los arneses que le
ataron al cuello. Ocurrió en el 2009, por falta de un proceso de
preparación que calmara al animal y evitara que empezara a retorcerse
como signo de resistencia hasta asfixiarse y provocarle un paro cardíaco
letal. Los mismos peluqueros tampoco actuaron a tiempo para salvarlo,
es decir, lo dejaron sufrir. De hecho, ambos se declararon culpables en
el juicio.
Quemaduras internas
Otros casos hablan de un Cocker Spaniel que quedó con la oreja colgando tras hacerle un corte de
tijera de varios centímetros o de otro pobre can que sufrió quemaduras externas e internas tras dejarle más tiempo de lo debido en un
secador industrial. A los pocos días, sus dueños supieron que sus órganos internos se habían dañado y tuvieron que sacrificarlo.
La
solución que piden protectoras y trabajadores cualificados es una
regulación
que acabe con estas prácticas y malos servicios que ponen en juego la
vida de los animales, así como el prestigio de los buenos profesionales.
Actualmente, la ley dice que no se les cause sufrimiento innecesario,
sin más, pero no exige credenciales de ningún tipo.
(
Información sacada de www.ecologíaverde.com/ )